Oferting indoor

Prosigamos con la bonita entrega de oferta de hoy. 

05:30, me despierto. Comienzo a pensar si estará ya terminada la oferta técnica. Más nos vale. Me levanto. Miro mi PDA. Oh, bien. La tengo en el buzón desde la 1 de la mañana, bonita hora en la cual el experto ha terminado de toquetearla y me envía «el truño de oferta». Al menos es sincero. Es un truño, pero con tan poco tiempo no se podía hacer mucho más. Le falta «cariño» a esta puta oferta.

La abro y comienzo a revisarla, tratando de no despertar a nadie. Joder, con este silencio hasta enchufar el portátil hace un ruido que parece que estés despellejando un dinosaurio.

Coñe. Falta la parte de calidad, y además si mal no recuerdo, creo que me tocaba a mí. Comienzo a buscar de dónde copiarla. Encuentro una fuente -otra oferta que además ganamos, a ver si se le pega algo-. Copieteo y modifico as required.

Perfecta, ya la tengo. La envío a super-Javier, para el proceso de impresión y encanutillado; así cuando llegue a la ofi a primera hora sólo tengo que ensobrar y salir por la puerta como alma que lleva el diablo en el clío de mi cuñada, ya sabéis: el de la palanca de cambios que sale por los aires, las puertas que no abren y el limpiaparabrisas trasero que no funciona pero que parece que un coleguita te está abriendo el maletero.

Son ya las 6:45, en casa comienza el movimiento. Desayunamos, nos vestimos, nos echamos a la calle y enfilamos primero a recoger uno de mis pedidos de BuyVip y luego a por los impresos para el cole concertado que hay al lado de casa y al cual REZO podamos meter a los peques, que si no vamos listos.

Nada más meter las patas en la A-6, oh decepción, oh desilusión. Atascazo en el bus-vao, vinículo averiado. Te jodes como herodes.

09:30. Llamo a la ofi a hablar con el amigo Javier. Que está malito. COÑEEEE!!!!! ARGGHHHH. NADIE está imprimiendo y encuadernando la puta oferta, que sigue en las tripas de mi portátil.

Ya decía yo. Tengo portátil, pda y cable de conexión, así que arranco el portátil en mitad del atascazo, conecto a internet y entro en el correo. Cojo la oferta y se la envío a las dos secres que tenemos en la primera planta y que estoy segura me echarán una zarpa.

Dejo a mi marido en su curro y sigo a la ofi. Llego a las 10:30, joder con el atasco. Entro cual tromba invernal en mi planta, corro hacia la pradera, no está mi oferta, aumpf, corro hacia los ascensores, y me doy de bruces con super-Elena que viene de vuelta con los documentos encuadernados. Joder, menos mal!!! Gracias a Dios (bueno, y a Elena, que rauda como una centella y tras decirme varias veces «no te pongas histérica», me ha preparado la documentasao)

Ensobro como los putos rayos, reviso las listas de documentos, cierro todo con celo no vaya a ser que algún ladrón de ofertas me abra los sobres y se lleve lo de dentro, pego portada del sobre principal grande y blanco y bajo al clío.

Echo dentro la oferta, el bolso y arranco. No arranca.

Me cago en satanás en bikini.

Coñe. Ahora recuerdo, tiene una especie de antirrobo que se quita apuntando con la llave al espejo del copiloto. Arf.  Arranca. Salgo cagándome en todo lo que se menea, el puto coche NO TIENE DIRECCIÓN ASISTIDA, y dado que estoy más bien floja de remos, me cuesta la de dios mover el volante, fijo que mañana tengo agujetas hasta en los hombros. Casi me estampo contra la pared del fondo por no girar del todo. Tengo que hacer deporte, por favor. No puedo tener la misma motricidad que una abuela.

Llego al cliente, aparco, pongo el papelito de la hora, me registro en seguridad, entro por la puerta, subo a la planta correspondiente. 

Buenas, que vengo a la rica oferta. Los dos de compras son unos cachondos mentales. Joder, ya estábamos preguntándonos que cuándo venías!!!  (son las 11:10 cuando me sellan el papelito de «estos han entregado una oferta, chinpun»), Dios, lo que cuesta llegar a entregar una oferta con el tiempo justo, qué estrés. Y no soy la última, según me cuentan, los últimos 5 minutos son de lo más concurrido. No puedo entenderlo -dice uno de ellos- ¡¡si damos 20 días!!- Pues sí. Visto desde ese ángulo, tiene toda la razón. Peeeeero, en tiempos de crisis, cuando el personal de preventa escasea porque está todo Dios imputando a proyectos en curso, hacer ofertas es un problema, porque se hacen en el tiempo libre del susodicho de turno. No te digo que ésta la estaba yo revisando a las 6 de la mañana… Ayyyy…

A las 11:20 pongo mi mensaje de guerra «El pollo está en el horno, repito. El pollo está en el horno». 

Tras la entrega de oferta, una se queda como si le hubiera pasado por encima un tren de mercancías bien cargadito. Plofff.

A ver si por lo menos, nos cunde y nos compran algo, que como no nos compren, mi jefe me mata.

Silcas

2 respuestas

  1. La leche, vaya odisea. No es por fastidiar, pero qué diferencia con la plácida rutina marbellesca de la semana pasada, eh? 😛
    Lo tuyo con los coches es de caso de Jarvar Bisnescúl, pa mi que emites ondas extrañas o algo y los estropeas todos

  2. Ya te digo. La playa está mas que olvidada, snif.
    Y sí, lo mío con los coches tiene tela. He nacido para tener chofer, digo yo.
    Feliz finde
    Silcas

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