AVEnturas

Día para olvidar, porque lo que a mí no me pase, no le sucede a nadie.

Lo primero de todo, lunes. Además, madrugón para cazar el AVE de las 7 de la morning y viajar -que siempre es un placer- a una reunión de formación que me olía a TRUÑO insoportable.

Y a la altura de Calatayú, patria de La Dolores, me encuentro con que el tren frena. Vayapodios, esto sí que es raro, de pronto salta la megafonía, que nos detenemos que ignoran el motivo y que nos informarán.

Nada, si hasta acabaré librándome del truño. Llegaré tardísimo.

Me resigno a esperar. Pasan los minutos y de pronto aparece el revisor. Muy solemne se planta en mitad del pasillo y comienza.

«Señores viajeros, préstenme atención. Estamos detenidos por una intercesión en la vía, eso quiere decir que o bien se ha cruzado un coche, o un descarrilamiento o algo parecido. Aún no tenemos información sobre esta incidencia y no sabemos cuándo podremos continuar viaje.»

Por cierto, un 10 para este hombre, que manejó la situación admirablemente en todo momento, pasando a contarnos lo que sabía -poca cosa- pero pasando a ver cómo íbamos. A la media hora nos obsequiaron con un zumito, y comencé a mensajearme con mi compi, que iba en el ave de 50 minutos antes y que por lo visto, circulaba sin novedad. Vamos, que la «incidencia» había pasado hacía bien poquito.

Enciendo el portátil y comienzo a cacharrear por la web de renfe, y por fin me entero.

Ni al parecer ni leches, un avant que se ha salido de la vía y ahí nos tienen a todos, más atrapados que las sardinas en sus latas. Me resigno totalmente a esperar, retrepada en mi asiento. Busco información sobre vuelos -jajajaja- luego miro europcar y después recuerdo que tengo varios primos en Zaragoza a los que sobornar con invitación a comer si vienen a rescatarme de mi encierro.

Habría pasado una hora o algo así cuando el revisor viene con buenas noticias. Vamos a seguir por vía única, llegaremos a Barcelona, posiblemente para cuando vuelvan a ganar la Champion, pero llegaremos.

De pronto se produce el milagro y nos ponemos en marcha. Agarro la cámara por si tengo ocasión de registrar el memorable evento, y sí, tengo suerte.

Los de seguridad pensando «jodido lunes» o algo parecido,

El tren encaramado sabe Dios dónde:

El tren prácticamente rozando nuestro Ave, mae mía que miedito, que estos bichos descarrilan y todo!!

 

Pero en fin, seguimos camino mientras el conductor trata de comprobar si el ave puede llegar a los 400Km/h ,y a eso de las 12 consigo aparecer por la oficina, sólo para comprender, en cuanto recomienza la reunión, que ha sido un viaje más bien inútil y absurdo.

Y entonces viene lo bueno: la vuelta!!!

Tengo billete para las 16:30, mi compi para las 19:00, y se está tirando de los pelos pensando en la bonita madrugá que va a pasar encaramado al tope del ave si la cosa se pone como pinta.

Y vaya como pinta. Sants a tope de gente, una cola infernal para cambiar billetes, las máquinas de autoservicio no funcionaban, otra cola gigantesca para acceder al embarque. Abandono a mi compi en la fila de las taquillas cuando llego a la super-cola del embarque. Están embarcando a los de las 15:30 y 16:00, a mí no me toca todavía, pero yo me voy poniendo en posición.

Llamo a mi compi para avisarle de que haga lo mismo, no tiene ningún sentido hacer cola en las taquillas, esto se va a ventilar por el camino del medio y es mejor estar en el fregao.

Ahí estamos los dos, con billetes inadecuados, rezando por el milagro. Si esto sigue así, el ave de las 7 saldrá a las 9 y pasará por peralejo de enmedio antes de llegar a atocha nueve horas después, eso si no acaba en Sevilla.

Tratamos de pasar ese embarque sin suerte. Sin embargo, mi compañero se resiste a  volver al redil. «Si no me cuelo en el ave ahora, no lo haré nunca». Joder y dicho y hecho, aprovecha un descuido de los revisores/interventores/securatas y avanza con la seguridad de un dirigible dejándome sola y compuesta con mi billete, el portátil y el bolso. Ahí estamos compañero. Baja disimuladamente por la escalera en dirección al andén con cara de despistao. Morrazo que tiene.

Me quedo sola y merodeando. Pregunto si el embarque está completo, «sí, sí, está lleno, lo siento», me dicen. Joeeer… que yo también quiero colarme pero con estos tacones es imposible galopar por el andén.

Entonces veo que el mismo revisor que me dijo que no podía pasar comienza a preguntar en voz baja si hay alguien con billete para las 16,30. ¡¡Yo yo yooo!!! Me acerco con tal impetu arrastrando portátil al hombro y bolso que se me desabrocha el botón de la camisa, claro, ahora comprendo porqué el hombre no fue capaz ni de leer el billete, directamente se le cortocircuitó la única neurona masculina que funciona y que se dedicó a otras observaciones, así que me dejó pasar mientras otros viajeros no tan afortunados -o sin escote reglamentario- se quedaban despotricando y preguntando que porqué la churri sí, y ellos no. Mwwhahahahaha.

Llego al andén corriendo, y me subo justo en el coche donde mi compañero estaba huyendo del revisor, que andaba expulsando peña de los vagones y desplazándolos hacia delante, anda, que vaya dos indocumentados. Y lo mejor de todo, ¿cómo estaba el tren? ¿lo adivináis? Así:

Anda leches, y a santo de qué dejan a estos pobres en tierra con el peaso tren -doble, por cierto- vacío!!! ¿¿Será que nos van a enviar a «La Teta Enroscada» de la peli «Abierto hasta el Amanecer» y nos echarán de comer a los vampiros??

No nos quedamos tranquilos hasta que pasa la azafata con los cascos y nos los ofrece, y le digo que si además podría ser un gintonic, y entonces la pobre me dice que sí, y que otro para ella. Pobres. La verdad es que vaya putadón de lunes para todos.

Comienza entonces el baile de megafonía. Atentos:

Señores viajeros este tren efectuará parada en todas las estaciones de su recorrido y tendrá una duración prevista de tres horas y cuarto (¡pero ya estamos en él, menos mal!)

Se va cumpliendo el pronóstico, paramos en Tarragona, donde sube TODA LA CIUDAD que al parecer tenía previsto invadir Madrid con todas sus huestes. Entre ellos, un grupito de alegres funcionarios que toman los asientos que habíamos okupado y nos desplazan un par de filas atrás.

Siguiente mensaje de megafonía: «Señores viajeros, este es un tren directo y aunque pare en todas las estaciones no abre las puertas. Los viajeros que deseen bajar en las paradas intermedias, diríjanse al coche 4».

Cómo leches harán para meter a todos los viajeros de 12 coches que quieran bajar -cuyo número además ignoran- en uno solo es un misterio que algún día Renfe nos desvelará.

Entonces vuelve la megafonía: «Señores viajeros, lamentamos el error, por favor, diríjanse al coche 14»

La carcajada colectiva resuena en la cabina del convoy. El coche 14 debe ser el último, así que es el nuestro, el de la fiesta. Comienza una tertulia llena de agudos comentarios acerca de qué harán con los viajeros del coche 14, los irán tirando a la vía sin parar el tren, o bien los echarán por un agujero. O bien lo hacen para que no suba nadie más al tren, y poder controlar a las hordas de viajeros enfurecidos que sin duda alguna nos abordarán en plan Jack Sparrow en cuanto bajemos de 150 km/h.

Seremos un pueblo con muchos defectos pero el sentido del humor no nos falta. Paramos en Lleida, donde decidimos haceros fuertes en nuestro vagón y que no entre ni zeus, al que lo intente, un par de xxtias y al andén a buscar caracoles que para eso son de Lleida.

Además el tren para donde cristo perdió el gorro y no volvió a buscarlo, precisamente para desanimar a los pobres viajeros que llevaban horas esperando. Supongo.

Entonces pasa el de los cascos, que al oir nuestros comentarios sobre el vagón 14 y su misteriosa utilidad salta «No es verdad, se han equivocado»

Lo cual provoca más carcajadas y hasta estuvimos a punto de secuestrarlo e interrogarlo, que aquí el camarero y los de los cascos son los que están en el ajo y lo saben todo.

Seguimos camino hasta Zaragoza Delicias, donde también se sube gran parte de la población maña y llegamos a Calatayud, epicentro del asunto, y donde nos paramos en un lugar montañoso y remoto.

La megafonía vuelve al ataque. «Señores viajeros, hemos llegado a la zona del accidente, y estamos esperando un cruce para pasar a la vía única. No sabemos cuándo podremos pasar». 

Joder con el locutor, que tenebroso que suena!! Como que no sabemos?? Malo es que te digan que tendrás un retraso de 50 minutos, pero que no te digan cuándo te toca pasar por el cruce pues… en fin.

A esto que pasa un ave a toda leche que casi nos arranca de las vías, ¡ahora vamos nosotros!

Por no aburriros, llegamos a Madrís a las 8,30 de la tarde y yo a mi casa 45 minutos después.

Después vendrán las peleas entre Renfe y Adif para echarse mutuamente la culpa. Acabarán diciendo que fueron los pavos del Manolo, que tenían tanta hambre que se comieron los raíles del tren pensando que eran gusanos.

Silcas

3 respuestas

  1. Esto no es más que una de las consecuencias de la mierda de obras de AVE que hizo el amigo Alvarez Cascos, no se atragantará de fabada.

    Aquí en Zaragoza, donde hay un pedazo de túnel para entrar a la ciudad, no tuvo a bien ampliarlo y eso hace que lso cercanías tengan frecuencias ridícula. Aunque ahora está cortado por obras durante dos meses y la estación de Delicias (otra gran cagada) está semiaislada. Pero vamos, que el otro amigo Pepiño tampoco ha hecho nada.

    Yo los mandaba por la A-2 a ver qué les parecía.

  2. Mi hermano ha pillado el AVE desde Tarragona dirección los Madriles muchas veces y recuerdo que algo parecido le sucedió en un par de ocasiones xD

  3. Al menos no hubo heridos. Viajar tanto es lo que tiene, que ves más sucesos de los que te gustaría.

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