Criaturas feroces

Andábamos ayer por La Granja 7 adultos y 9 niños, de excursión, y llegamos a ese punto en el cual ya te has comido los alubiones y el cochino y necesitas desesperadamente estirar las piernas para echarle una mano al sistema digestivo, el cual -desacostumbrado al mundo grasa- comienza a no ser capaz de procesar determinados excesos. Aparte el paseo, me temo que la broma me costará un par de sesiones extra de elíptica.

Visitando el palacio, recibí la correspondiende amonestación por hacer una foto dentro del ilustre recinto, lo cual me llenó de satisfacción por proporcionar a la churri vigilanta la posibilidad de lucirse delante de un nutrido rebaño de turistas: «Está prohibido hacer fotos, con flash y sin flash!!!!». Yo la miré con cara de póker y mi amiga Concha recibió la reprimenda en mi lugar, mwahahahaha… Así que con flash y sin flash. Jejeje.

Criaturicas.  Si se que hay que darles algo que hacer. Como el guardia que se pasea al lado de las esfinges de piedra que bordean el palacio, creo que debe tener montado un sistema de apuestas a ver en qué esfinge se sube la criatura de turno, porque en alguna se suben SIEMPRE!! Es  inevitable, como poner un trapo rojo delante de un toro. Y entonces toca el silbato con toda su alma, y el crío se pega tal susto que casi se cae del ilustre artefacto. Me imagino que los críos de la época también recibirían su correctivo  por subirse a las esfinges, toquetear las estatuas, jugar al pilla pilla en la galería de tapices o -directamente- pintarle bigotes al cuadro de Alejandro cediendo a su amante Campaspe.

Pero nada comparado con lo que nos esperaba al pasear por los hermosos -y grandiosos y gigantescos y revienta pies- jardines. Tras contar varias historias de terror relacionadas con los laberintos, y aleccionar a las nueve criaturas sobre cómo salir de un laberinto si te pierdes, nos llegamos a las puertas del mismo (véase la película Dentro del Laberinto, con el inestimable David Bowie haciendo de Rey de los Goblins ), y ya esperando ver al enano Hagel recibiéndonos, y a las hadas que te muerden en la mano en vez de conceder deseos, nos encontramos con la siguiente advertencia:

¡La órdiga! ¿Qué clase de problemas puedes tener con un congénere de bambi?? Es más, ¿la cosa va de que NO salgan del laberinto, donde están emboscados al estilo minotauro? ¿O de que NO entren, no vaya a ser que luego no sepan salir y se vuelvan rabiosos? Qué intriga. Nos quedamos con las ganas de saberlo, claro que tampoco nos tomamos la molestia de preguntar. Si alguien me lo puede aclarar, lo agradeceré. Problemas con los corzos. Animalicos.

Así que nos introducimos en el laberinto de los corzos, previa foto al mapa del mismo no vaya a ser que al final tengamos que ir devorando niños para subsistir mientras encontramos la salida. Claro, que sin las gafas de cerca va a ser complicado, pero menos da una piedra.

Naturalmente, nos faltó tiempo para acojonar a los críos con los corzos, lo cual nos proporcionó inestimables momentos de cachondeo. ¡Que viene el corzo! y ahí salían corriendo todos como locos, curiosamente todos en la misma dirección; y las pequeñas venían a reportar: «Mamá, he visto un «gordo», he visto un «gordo».

Gritos, chillidos, carreras y más carreras. Los enanos se lo pasaron bomba, pero nosotros más.

Feliz 19 de septiembre.

Silcas

2 respuestas

  1. Bonito día, comilona incluida.

  2. Curioso cartel. Muy misterioso eso de «evitar problemas» con los corzos. Bastaria poner «evitar que entren» o «evitar que salgan» los corzos, y ya quedaria todo clarito. Pero lo de «evitar problemas» da que pensar. Sera que los corzos se constipan si les dejan la puerta abierta? o que montan un partido de futbol usando la puerta de porteria? Incluso quiza pueda ser un mensaje en clave, pa una entrega de armas o algo, habria que dejar la puerta abierta un rato a ver que pasa.
    (nota: escribo sin acentos porque esta &%$# de teclado italiano carece de ellos)

Deja un comentario