No conocía yo este garito para enanos, y la verdad es que está genial.
Es recomendable ir, porque o lo ves tú mismo o es difícil imaginar la currada que se han pegado para montar una ciudad para críos con Supercor, Hospital, periódico local El País, emisora de radio SER, pasarela de modelos de El Corte Inglés, Banco, Seur, Ayuntamiento y un impresionante circuito de coches Audi.
Según entran, les plantan la pulsera con el código de barras, les dan 50 «eurix» y un pasaporte. Y hala, a buscarte la vida. Es cachondo ver cómo se las van apañando, al principio cometiendo las novatadas de turno, y luego ya como ciudadano de pro, se van espabilando y terminan por entender ese bonito principio de «el dinero no se arranca de los árboles» y «todo cuesta pasta». O sea, quieres ir a la torre de los bomberos para hacer el cursillo, o circular con un precioso Audi por el circuito de tráfico, pero si no curras antes como mensajero, reponedor o médico, no tendrás «eurix» para pagarlo. Y así con todo. La gran estrella, el circuito de coches, era de coña. La pena es que no llegaron ni a catarlo, porque antes hay que sacarse el carnet en la autoescuela. Y además, tras apuntarte en la lista de espera, antes de montar tienes que pagar el seguro (más eurix) y la gasolina (jejeje). Pero mamá, es que todo cuesta mucho!!! ahhhh bienvenido al club, chaval. Es lo que tiene, eso del capitalismo!!!
Comenzamos el periplo por la pasarela de moda, como era de esperar, TODAS las enanas del clan familiar se apuntaron con fruición al asunto, y nosotras las mamás todavía más, dado que teníamos que hacer de público entregado. Allí estábamos, sentados en los asientos, asistiendo a la pre-selección de modelos, la cual se realizaba en base a preguntas sobre la vestimenta a lo largo de la historia. Tuvimos suerte, porque resultaron seleccionadas tres de nuestras vástagas, incluyendo a las dos pequeñas de 6 años.
Y ahoraaaa, anuncia la monitora por el micro, vamos a empezar con ¡La prehistoria!. Date, ahí viene mi hija SEGURO, con la pinta de Mowgli que tiene con esos rizos gitanos que dios le ha dado, ha pasado el casting seguro. ¡Efectivamente, ahí la tenemos junto con su prima, también morena, ambas dos ataviadas con pieles y cachiporras!
Mientras se dan la vuelta para marcharse, a mi hija se le resbala la piel sintética que lleva sobre el hombro, y mi hermana se la recoloca. ¡Queee asssscooo! suelta la criatura con vehemencia. ¡Puaj, mamá, yo no quiero ser modelo nunca más!, me dice al salir. ¡Mira tú, si es que ésto va a tener su utilidad y todo!
Las tres primas pequeñas, de 5, 6 y 7 años, están haciendo cola en la puerta del Supercor para currar. Llega el «Encargado». A ver, cuántas quieren ser cajeras? TODAS las de 12 años levantando la mano como locas. Vale. Exceso de demandantes de empleo. Y cuántas reponedoras? Ninguna. Ohhhh…. Y entonces, ágil cual liebre, mi sobrina de 7 años levanta la mano como los rayos, seguida de sus dos primas. Y así, las tres enanas entran a currar de reponedoras y las de doce años se quedan haciendo cola con cara de paisaje comenzando a entender que al final, ahí siguen, en la cola de demandantes de empleo mientras las otras reciben sus mandiles de reponedoras y sus cestas con comestibles.
Mientras pasa por delante de nosotras, mi hija me pregunta, «mamá, ¿qué es «ponedora»?
Lo descubre a los tres minutos, le dan una cesta llena de comestibles para volver a colocar todo en su sitio. Lo del orden no es su fuerte, todo hay que decirlo. Pasa de ordenar su cuarto como de comerse los mocos. Las tres primas comienzan a dar vueltas por el super tratando de poner cada cosa en los lineales correspondientes, mientras los mayores nos descojonamos con el espectáculo.
En esto que llega mi hijo con su primer sueldo de mensaka, 30 eurix nada menos, y lo envío al banco junto con su primo para que le paguen el cheque y le den efectivo. Las cajeras, desesperadas porque tienen pocos clientes, les llaman desde sus ordenadores; ¡aquí, aquí, yo le atiendo! Mientras, hay una cola de niños esperando para trabajar en el banco contando billetes y separando cheques de efectivo. Cada local tiene su propio flujo de curro, está muy bien pensado: unos compran comestibles, dejan la cesta en las cajas, y los niños reponedores las cogen y las ponen en su lugar.
Llego de vuelta al Super y me encuentro a mis cuñados partidos de risa. Jo con tu hija, me dicen. ¿Que ha hecho ahora? (cualquier barbaridad, supongo) Según me cuentan, ha cogido su cesta de reponedora, y hasta los huevos de repartir cosas, se ha metido en un rincón, ha sacado el contenido y lo ha camuflado disimuladamente en una balda de la esquina mas recóndita del super. Luego se ha ido al encargado con cara de no haber roto un plato en su vida; le ha dado la cesta vacía y ha cobrado su paga. Ahí estamos, esta muchacha promete, genio y figura. Esta llegará a presidenta del gobierno seguro.
Jo mamá, me dice mi hijo, es que no tengo suficientes eurix para el curso de bombero, mejor voy a currar de mensajero otra vez. Así que se pone en la cola de Seur con su primo para repartir más paquetes. Tienen que volver con el albarán firmado, les pagan el cheque y les sellan el pasaporte. Así me gusta, guapetón, entendiendo el valor del trabajo.
Agota un poco, porque de 12,30 a 18 horas, la cosa cunde pero los pies no veas cómo sufren. Lo bueno, que puedes salir y volver a entrar, con lo cual, la manada inmensa que éramos pudo comer en la terraza del burguer king, todo lo demás estaba petado. Al menos, aunque hacía frío, no llovió.
Resumiendo, totalmente recomendable el invento…
Feliz domingo
Silcas
Filed under: Uncategorized | Tagged: Crios, Ocio, Otoño | 2 Comments »